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Casualidad: precisamente hoy, 17 de mayo, cuando vamos a proyectar El secreto de sus ojos, ha muerto Videla, cuya criminal dictadura se inició en Argentina en 1976. se calcula que la dictadura torturó y asesinó a unas 30.000 personas simplemente por ser de izquierdas (entendiendo por izquierdas una amplia gama ideológica que va desde los simples demócratas hasta los socialistas, los comunistas y demás... al margen de una gran cantidad de inocentes que no tenían nada que ver con la política).
ResponderEliminarEl secreto de sus ojos viaja al pasado argentino de los años 1974 y 1975, en puertas de la dictadura de Videla, cuando la ultraderecha iniciaba una guerra sucia criminal y pre-dictatorial en respuesta a los atentados de la extrema izquierda...
En el caso de Videla no puedo decir que "descanse en paz", pues los que nunca descansarán en paz son sus incontables víctimas y sus sufrientes familiares y amigos...
En la máquina de escribir de El secreto de sus ojos está suelta la tecla de la “A”, pero esa letra es precisamente la que abre y cierra la historia de amor de un guión magistral sin cabos sueltos. La elegancia, la inteligencia y la gracia de un “toque Lubitsch” según el artífice de este blog, nuestro amigo y compañero Juan Carlos Castro.
ResponderEliminarMe gustó mucho en 2009, y la "puntué" con un “9”. Tras volver a verla he comprendido que no necesito más perspectiva histórica para saber que ya es un clásico para mí y que le voy a poner un “10”. Hay películas que envejecen regular, otras que pierden un poco de sustancia o de aroma, pero las que son buenas… ganan cuando las vuelves a ver.
Nada de culebrón sentimentaloide, sino todo lo contrario: Campanella se permite la chulería de simular el melodrama edulcorado y cursi (manos que se tocan a través de los cristales del vagón después de correr por el andén del tren…) porque sabe perfectamente que su narración cinematográfica irá mucho más allá…
Hay quienes le critican -con todo derecho- sus fallos de maquillaje (las dos barbas de Espósito, las arrugas del envejecido Morales…), el escaso realismo de alguna situación judicial, policial o administrativa… u otras pelotudeces similares ¡cómo si tuvieran que ser rigurosamente realistas y veraces todas las situaciones de Perdición, de Vértigo, de Casablanca, de El apartamento, de El padrino! Tiene que ser muy triste plantarse en el cine con el espíritu de un registrador de la propiedad. Qué importa lo inverosímil de hallar una aguja en un pajar futbolístico si el plano secuencia de 5 minutos, entrando y saliendo del estadio del Atlético Huracán… es prodigioso.
Los diálogos y los silencios sí que tienen que ser creíbles, y lo son. No hace falta repetir que es una combinación perfecta de cine negro, de comedia, de violencia, de acción, de denuncia política, de controversia moral, de drama romántico, de tragedia existencial… que nos emociona, nos hace reír y nos hace pensar. Es imposible dejar de hablar de ella y de comentar con los amigos los diversos matices de sus teclas aparentemente sueltas, esas que nos llevan del nihilismo pesimista al hedonismo redentor.
No hace falta que los teclados de nuestros ordenadores queden anticuados para que sepamos que El secreto de sus ojos es ya todo un clásico. Le pongo un 10.
Hasta luego.