Película nº 163/VI El fuego y la palabra (1960)


Ficha, presenta, modera y deleita con la palabra: Xosé Luis N.



11 comentarios:

  1. Jesús Cotrino García13 de mayo de 2017, 20:37

    ¡Buenas!

    Felicito a José Luis Novoa por su presentación y darnos a conocer la obra de este magnífico director y guionista Richard Brooks.

    Sobre esta película destacar además del guión, banda sonora y la fotografía, las interpretaciones de todos los actores, como se dijo en la tertulia posterior al término del film. Un actor principal Burt Lancaster inconmensurable de predicador, si tuviera que puntuar de 1 a 10 le daría un 12, la actriz Jean Simmons como iluminada predicadora, también destacable y Arthur Kennedy como periodista ateo y honesto, al igual que Shirley Jones de prostituta, realizan unas actuaciones interpretativas totalmente creíbles.

    Los diálogos y frases de esta película gustarían de oír repetidas veces y algunas se podrían encontrar como frases célebres para recordar.

    Esta obra trata a la perfección sobre la fuerza de la palabra ya sea oral por los predicadores directamente en público, o la radio y escrita a través de la prensa. Deja ver la facilidad con que puede manipularse a los ciudadanos y como éstos dejan embaucarse por cualquiera que pueda convencerlos con la oratoria.

    El mensaje de esta película sobre el carácter mencantilista de la religión, sigue siendo actual, y traspasable a otras áreas como la política o los medios de comunicación, otorgan una crítica dura a su época y aplicables al momento presente.

    Para terminar, recomendaría esta película sólo a religiosos, ateos, agnósticos, creyentes, no creyentes y algún que otro despistado/a.

    Sigamos viendo buen cine ...

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    1. Una valoración excelente, Jesús (que nombre más apropiado el tuyo).

      Gracias.

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    2. Jesús Cotrino García14 de mayo de 2017, 23:12

      Gracias a ambos.

      Efectivamente, tengo un nombre apropiado para este ciclo.

      Es el que Dios me dió...





      Que no, hombre no, me lo pusieron mis padres y por esa razón contento estoy.






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    3. Je, je. Aunque el nombre auténtico del galileo sonaría más apropiadamente Yeshuá...

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  2. Una de mis últimas lecturas me ha llevado a repasar un libro de contenido religioso y me ha sorprendido el fragmento que adjunto. ¿Os suena?

    Acta Eruditorum. Fragmento de Homines dum docent discunt:

    Se acercaban los feligreses con paso decidido hacia su centro de devoción, todos llegaban con gesto relajado y ganas de escuchar las palabras de su Predicador. En los momentos previos se cruzaban saludos afectuosos entre los miembros de la congregación y nadie olvidaba el rito semanal de recoger su hojita informativa que anticipaba el tema a tratar. Poco a poco iban incorporándose a sus asientos habituales y el murmullo iba cesando.

    En el púlpito estaba Él, en silencio, contemplando a su rebaño, con mirada inteligente, su semblante transmitía prudencia, sosiego y sabiduría. Esperaba el momento adecuado para transferir sus pensamientos.

    Pronunciaba las primeras palabras. Y los hombres y mujeres allí reunidos, en silencio y con miradas de devoción, iban asimilando el contenido de una homilía única, que se transmitía con miradas, gestos y…sin papeles. El paseo por el púlpito era medido y repartía sus reflexiones en todas direcciones. Ningún rincón de la platea se quedaba sin una mirada, sin un acercamiento, sin una sonrisa.

    El mensaje fluía como el agua de manantial, cristalino, fresco y aliviador de la sed.

    En algunos instantes callaba y miraba, reconocía cada rostro, cada mirada, cada gesto. Eran muchos días los que había repartido el verbo entre ellos y sabía que serían tantos o más las veces que acudirían a recibirlo de nuevo.

    ¿Qué hacía que vinieran una y otra vez?, ¿La fe?, ¿La búsqueda de la redención, del perdón divino? ¿Sería por Él? Es posible que cada uno de ellos tuviera su motivo.

    El mensaje caló, Él lo sabía, pues todos de pie pronunciaron con una sola voz:

    “No voy a volver a trabajar en la granja de…Babbitt”

    Gracias Xosé Luis, El fuego y la palabra caló.


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    1. Que chulería de texto, Juan Carlos.

      Aunque tus toques crípticos me confunden. No llego a comprender si estás citando o es de tu autoría. Y tampoco sé que es eso de Babbitt...

      Por favor, erudito, sea usted más divulgativo.

      Gracias.

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    2. Jesús Cotrino García14 de mayo de 2017, 22:48

      Nos suena, creo, (no estoy hablando de Dios).

      Escribes como los ángeles, Juan Carlos.

      Como bien comenta Juan Pablo.

      El relato diría que sucedió en el pasado, un tal José Luis se subió al púlpito como predicador y nosotros los feligreses del cine lo escuchamos con devoción. Y el sermón pronunciado caló.

      Por cierto, Babbitt fue el que pagó las sesiones de radio.

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    3. Ah, yaaa... Ya caigo en el amigo Babbitt.

      Y el viernes que viene... Babette

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  3. Desencriptando.

    Admiro a todo aquel que se sube al segundo escalón. Mi homenaje podría ser un ¡Aleluya!, o un sencillo “me gusta”. Pero para mostrar mi agradecimiento a esos valientes, intento escribirles algo que intente transmitir un sentimiento de admiración.

    En el caso de José Luis compruebo su preparación, su dedicación, su devoción e incluso percibo emoción.

    ¡Cuantas palabras terminadas en…ción!

    José Luis, una estupenda presenta…ción.

    De Richard Brooks me gustan sus guiones, pero también las ideas progresistas que nos transmite con sus películas. Como comentaba José Luis, el periodista, interpretado por Arthur Kennedy, es un reflejo de esas ideas. Y Jesús… Cotrino señala que le gustaría recordar algunas de las estupendas frases, seguramente porque coinciden con su pensamiento.

    Para hacer un homenaje a todo ese pensamiento he intentado parafrasear al último Premio Nobel de Literatura, un tal Robert Allen Zimmerman (nombre encriptado), que en una de sus canciones más reivindicativas canta:

    “No volveré a trabajar en la granja de Maggie”

    Con ello digo NO a todos los Turr (nombre encriptado), perdón, a todos los Babbit del mundo.

    Yo también soy creyente, creo en la palabra de…Richard Brooks.


    Sí, Jesús, sigamos viendo buen cine.
    Sí, José Luis, tienes un “Me gusta”.
    Sí, Juan Pablo, no hay plagio.

    Pensando en la presentación de Pepe Chacón de “El festín de Babette”, se me hace la boca agua.


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    1. Gracias, Juancar Turing

      Hasta Bob Dylan llego ¿pero quién coño es ahora Turr?

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