Película nº 194/VII Ojos negros (1987)

Presenta a Chéjov: Pedro B.
Ficha "más vale una imagen que...": Juan Pablo M.
"Para verlos con buenos ojos"



3 comentarios:

  1. Cierta persona con cocimientos sobre el tema me comentó que a la hora de hacer una presentación o de alabar algo no usara muchos adjetivos calificativos, que utilizara argumentos para describir el objeto.

    Claro que para ello hay que tener la preparación adecuada.

    Por lo que usaré mis argumentos “sólidos”:

    Ficha de Juan Pablo: ESTUPENDA, MAGNÍFCA. Siempre me han gustado los álbumes de cromos, y más si se trata de uno donde se pongan carteles de cine. Ahora me toca completar la visión de cada una de las películas que aparecen o se relacionan en él.

    Presentación de Pedro: APABULLANTE, CON CONTENIDO, CLASE MAGISTRAL DE LITERATURA. Ahora tengo que volver a Chéjov y disfrutar más desde el conocimiento que me ha transmitido Pedro.

    Gracias a los dos, gracias a todos.

    Esto que tenemos en nuestro Cineando es mucho, compartimos algo más que la visión de una película. Y por lo tanto no podemos dejar que nos releguen a un onanismo cinematográfico o clandestino, esto tiene que seguir siendo una orgía de arte compartida.

    Voy a tener que volver a la medicación.

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  2. Gracias.

    Te veo con ansias muy promiscuas, je, je, je...

    Sobre OJOS NEGROS ya sabes que he he escrito en Filmaffinity que al investigar en esa página y por todo el Google, me he quedado bastante sorprendido al no leer ni una crítica que coincida con lo que yo siempre he visto claramente. Lo he hecho en “spoiler” para no destripársela a los que aún no la han disfrutado.


    SPOILER:

    Creo que Romano Patroni es un pobre camarero desgraciado e iluso que con casi total seguridad jamás habrá conocido el “dolce far niente”, que nunca habrá estudiado Arquitectura, que jamás habrá podido tener una esposa millonaria y aristocrática –Elisa- que nunca habrá pisado un balneario para ricos, y que jamás habrá tenido una amante rusa... Romano Patroni lo que siempre ha tenido, eso sí, es inteligencia e imaginación y un don especial para la fantasía, la ficción, el cuento y la mentira. A pesar de su historia de amor con Rusia sólo sabe dos palabras en ruso, “sobachka” (“perrito”) y “spasiva” (“gracias”), palabras que seguramente ha aprendido de alguna turista rusa a la que haya atendido como camarero (posiblemente esa bella rusa que viaja en el vapor y cuyo rostro ha tomado para fantasear en el falso flashback que es toda la película)…

    Además de la revelación final que nos permite descubrir la verdad (es un camarero soñador) el propio Romano nos da pistas en su narración: él mismo reconoce que es un fabulador cuyas historias nadie cree, con excepción de la inocente Anna, esa tímida rusa acompañada de su “sobachka” con la que dice haber vivido una historia de amor. Y lo curioso es que con sus propias palabras afirma hablando de su vida “no me acuerdo de nada”. Sí, le dice a Pavel –el turista ruso al que le ha contado su historia de amor- que no se acuerda de “nada” ¡y lo dice después de haber estado narrándola con todo lujo de detalles! O sea ¡todo lo que ha estado confesando durante más de una hora es imaginativa ficción! También afirma “Yo he vivido cada día como si fuese una parodia, una mala imitación.” Por ello no consigo comprender como todo el mundo en sus críticas en ningún momento duda de la credibilidad de la historia de Romano y la considera un verdadero flashback nostálgico de lo vivido. Puede que yo esté confundido al considerar rotundo que toda la historia de amor de Romano es fábula (y que así nos lo quiere mostrar el guión), pero aún me parecen más confundidos los que ni siquiera plantean en sus críticas esa posibilidad y la contemplan como una historia convencional sobre el amor, la memoria, la pérdida, la nostalgia…

    Es verdad que Romano también se sincera diciendo que de esa vida en blanco, sólo recuerda tres cosas: la nana que le cantaba su madre, el rostro de Elisa en la primera noche y las brumas de Rusia. De modo que si en ese momento no nos está mintiendo podemos creer entonces que ha tenido una esposa llamada Elisa y que por alguna razón viajó a Rusia. Esto me obligaría a admitir que la interpretación abrumadoramente dominante en las críticas (la que da por hecho que la historia de Romano es verdadera) también podría ser la certera. Pero, insisto, no comprendo que nadie haya comentado que hay esas dos posibles visiones del filme: Una, que Romano fue realmente un vividor que se enamoró de una joven rusa en un balneario y tuvo su pintoresca odisea en Rusia; y dos, que Romano es un pobre fracasado que lo ha inventado todo.

    La única prueba favor de la interpretación convencional y mayoritaria es que el ruso Pavel (que descubrimos, justo al final, que se ha casado con la rusa Anna) afirma que su mujer antes de aceptarlo lo estuvo rechazando durante años porque esperaba a un amor (que no llegó). Y no tengo ningún argumento sólido para contradecir ese hecho. A no ser que los guionistas (como la gran guionista italiana Suso Cecchi d’Amico) lo hayan incluido para dejar abierta la posibilidad de que la narración de Romano fuese verdad, sí, para contrarrestar un poco la evidencia final de que todo es una fábula, para enredarnos a los espectadores en la duda y la ambigüedad.

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  3. Ya te lo dije, leído y aplaudido.

    Algo importante es hablar y reflexionar sobre una película tan bella como "Ojos negros", donde se puedan apreciar distintas visiones, algo casi caleidoscópico.

    Si leyéramos la obra de Chéjov al completo quizás encontráramos un personaje como Romano Patroni, y lo pudiéramos enclavar en un estereotipo, quizás eso tranquilizaría nuestro afán de tener todo ordenado y encasillado, pero perdería mucho de encanto, de misterio, de verdad o mentira. Yo disfruté con el personaje salido del ingenio de Nikita y de la actuación sublime de Marcello.

    ¿Si la Safanova no se hubiera dado la vuelta hubiera sido mejor película?, es posible. Yo creo que el mantener el misterio hubiera sido mejor. Son detalles interesantes para discutir.

    Estaba la maravillosa Mangano y la alocada Keller, estupendas actrices con personajes estupendos.

    Mikhalkov lo podríamos visitar de nuevo en el ciclo “Posguerras frías” con su película “Quemado por el sol”. ¿Tú crees que el coronel, como Anna, se dará la vuelta y mirará hacia atrás, hacia su pasado?

    Interesante.

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